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La viveza criolla

El estudio de las características que diferencian y a la vez definen a determinadas sociedades humanas respecto a otras, requiere de un análisis previo que permita su deslinde de las características propias del ser humano como especie. Es decir, se debe tener en cuenta que hay aspectos propios del ser humano presentes en toda sociedad humana cuyo estudio o clasificación no puede ser atribuido a una sociedad en particular como una característica propia.

 

En tal sentido, para hablar de la viveza criolla presente y bastante generalizada en la cultura del venezolano es preciso en primer lugar determinar si tal condición o característica es realmente propia de nuestra idiosincrasia, o si en realidad se trata de una condición inherente al ser humano independiente de la sociedad donde se desenvuelva. No obstante y a objeto de no entrar en un trabajo extenso por cuanto lo planteado es algo complejo de analizar, se consideró estudiar dicha característica dentro del contexto propio de la cultura del venezolano, sin perjuicio de que tal condición sea propia del ser humano como especie, pudiendo estar presente en toda sociedad en un menor o mayor grado de intensidad o generalidad.

 

Así, particularmente en el venezolano, la viveza criolla surge como un recurso distorsionado ante un Poder Público poco o casi nada eficiente en el manejo de las políticas públicas. En tal sentido, si una persona requiere tramitar determinado documento por ante cualquier aficiona del Poder Público, probablemente prefiera acudir a los servicios de algún gestor que acudir por sí mismo a solicitarlo, porque culturalmente estamos condicionados a que los tramites y procedimientos requeridos sean tan lentos e ineficientes que es más recomendable pagar con tal de ahorrarse tanto maltrato y pérdida de tiempo para lograr lo que sea requerido.

 

Esa conducta de acudir por vías diferentes a las establecidas o por los canales no regulares, es la práctica cotidiana que en Venezuela definimos como viveza criolla, conducta que de forma similar quizás ocurra también en otros países donde probablemente se le conozca con un nombre diferente.

 

La viveza criolla se ha extendido como conducta, aunque con la misma causa, a situaciones como el tráfico, el no hacer colas, el tratar de ubicar a algún amigo o conocido que lo ayude para resolver algo, sin acudir a la vía regular que a tal fin exista.

 

Obviamente, la viveza criolla es indeseable y muy molesta porque mediante ella se permite que sólo los vivos puedan lograr determinadas cosas que el resto de las personas no lo puedan hacer por los canales regulares, obligando a que la conducta por todos sabida como indeseada, sea asumida por fuerza mayor por mas venezolanos cada vez, al punto que hoy se considera adherida como una característica propia de nuestra cultura.

 

La solución está en nosotros mismos, y no precisamente con la consabida frase de que debemos ser mejor, que obviamente tiene que ser así, pero más aun, siendo cada día mas exigentes en cuanto al desempeño eficiente del Poder Público en la multiplicidad de tareas que tiene asignadas por la sociedad, y que en nuestra realidad criolla se ve acrecentada por la tendencia actual del Estado hacia el socialismo, razón por la cual extiende su acción a mas y mas actividades cada día, lo cual hace del Estado en Ente cada vez más denso, pesado y lento en su actuar que en virtud de la Ley de la Entropía se inclina peligrosamente hacia la ineficiencia, entrando en un círculo vicioso donde el ciudadano tendrá que ser cada vez más vivo para poder hacer efectivos sus cometidos o necesidades personales, a la vez que el Estado al crecer más, se haga mas ineficiente.

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